Pintura:
Arquitectura:

Escultura:
La plástica escultórica bizantina supuso la culminación del arte paleocristiano, manteniendo sus técnicas y su estética de progresivo alejamiento de las cualidades clásicas: la mayor rigidez, la repetición de modelos estereotipados, la preferencia del bajorrelieve a las obras de bulto redondo.
Tras la sistemática destrucción del período iconoclasta hay una vuelta al culto de las imágenes, pero para no caer en la idolatría y por influjo de las nuevas corrientes islámicas desaparece la figura humana en la os (marfil) que proporcionan pequeñas piezas, son los caracteres más destacados de la estatuaria bizantina de la estatuaria exenta.
Las obras más destacadas son las labores ornamentales de los capiteles con motivos vegetales y animales afrontados como son los de San Vital de Rávena o los sarcófagos de la misma ciudad en los que se representan los temas del Buen Pastor.
Pero las obras capitales de la escultura bizantina son las pequeñas obras, dípticos y cajas, talladas en marfil, destacándose el díptico Barberini, Museo del Louvre, del siglo V, o la célebre Cátedra del obispo Maximiano, en Rávena, tallada hacia el año 533 sobre placas de marfil con minucioso trabajo. El arte bizantino fue más importante que otros tipos de artes existentes en el mundo.
Sociedad:
Tanto la economía como la estructuración social de Bizancio se encontraron bajo la influencia de poderosos condicionantes. La economía, por un lado, se vio sujeta a un fuerte control, ejercido por el Estado, como propietario unas veces, y como cobrador de impuestos otras.
La sociedad, por su parte, dado el carácter profundamente cristiano del Imperio bizantino, no se sujetó a modelos de castas privilegiadas por razones de nacimiento, sino que tan sólo la diferente riqueza o los honores imperiales establecían las clases.
Vestimenta:
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